En San Isidro funcionan centros para tratar adicciones y ayudar a los jóvenes

Matías Zúñiga tiene dos hijos, estuvo preso y consumía drogas, pero tras concurrir a la Casa del Joven del Bajo Boulogne logró, al igual que muchos otros chicos, cambiar su vida por completo; se capacitó y consiguió un empleo.

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“Gracias a la Casa del Joven de San Isidro hubo un antes y un después en mi vida”, expresa emocionado Matías Zúñiga, de 35 años, que pudo salir de su adicción a las drogas, recuperar a su familia y empezar a trabajar en una empresa de productos plásticos, tras asistir al centro de adicciones de Bajo Boulogne (Anchorena 2665), que todos los días de 10:00 a 22:00, brinda talleres, actividades culturales y deportivas a personas de entre 18 y 30 años.

Matías Zúñiga vivía prácticamente en la calle, las drogas se cruzaron en su camino, perdió a su familia y tocó fondo tras entrar en la delincuencia y pasar 11 años en la cárcel. Pero a través de una de las operadoras barriales de la Casa del Joven, logró acercarse a este centro para salir de ese agujero y cambiar su vida por completo. Primero empezó a practicar boxeo, luego participó de los encuentros con psicólogos, asistió a los talleres, y desde hace tres años trabaja en una empresa de productos plásticos de zona norte.

“Antes solo pensaba en delinquir y drogarme. Pero en este lugar pude cambiar esos pensamientos, entender muchas cosas y estudiar para conseguir un trabajo. Este centro fue el punto de partida para una nueva vida, ahora solo quiero disfrutar a mi familia y progresar”, señala Zúñiga.

Al igual que Matías, decenas de jóvenes concurren todos los días, de 10:00 a 17:00, a los cursos de percusión, peluquería, cocina, huertas, panadería, computación, formación en call center, entre otros. Además, de 18:00 a 22:00, practican boxeo y hockey.

“El Municipio tiene centros de adicciones ubicados estratégicamente en zonas vulnerables en Beccar y en Bajo Boulogne, que surgieron a partir de un convenio con el Obispado de San Isidro y el banco Interamericano de Desarrollo. Nuestra responsabilidad es tener espacios de contención y tratamientos, y también de derivación aquellos casos que ameriten una internación. Queremos que el joven se sienta útil para sí mismo y para la sociedad. Por eso hacemos hincapié en la inclusión laboral, a través de acuerdos con empresas e instituciones”, sostiene Arturo Flier, secretario de Integración Comunitaria de San Isidro.

La Casa del Joven tiene un grupo multidisciplinario de especialistas compuesto por psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales, docentes y operadores barriales para contener a chicos y abordar sus problemáticas de adicciones.

“El proyecto denominado ‘De la esquina al trabajo digno’, busca que los jóvenes puedan salir de distintas adicciones como pueden ser el alcohol y las drogas para mejorar su calidad de vida. Se capacitan y hasta le brindamos la posibilidad de conseguir un trabajo”, comenta Ignacio Cervino, coordinador de la Casa del Joven de Bajo Boulogne.

Los operadores barriales llevan adelante una de las tareas más importantes al recorrer las esquinas de las zonas vulnerables del Bajo Boulogne para contactarse con los chicos que necesitan ayuda. “Lo primero que buscamos es generar un vínculo y que puedan confiar en nosotros. Eso es fundamental para acercarlos al centro de adicciones para que puedan salir de esa vida que no tiene futuro”, cuenta Viviana Hernández, quien encontró a Matías Zúñiga a una cuadra de la Casa del Joven.

Además, desde el año pasado en el centro de adicciones funciona el primer “Punto Digital” del distrito, un espacio de inclusión digital, que brinda conectividad, capacitaciones y acceso a las nuevas tecnologías.