Un violento enfrentamiento entre dos familias en el asentamiento conocido como barrio La Trapito, en Ricardo Rojas, terminó con un nene de siete años gravemente herido por un disparo. El chico, ajeno al conflicto, fue operado de urgencia en el Hospital Posadas, donde terminó perdiendo un riñón. Por el ataque hay una mujer detenida y cuatro prófugos, entre ellos el presunto tirador.
El episodio ocurrió el viernes por la noche, cuando una discusión entre los Aguirre y los parientes de Ayelén A. escaló hasta el descontrol. Lo que empezó como un desafío “mano a mano”, según reconstruyeron los investigadores, derivó en golpes y corridas hasta que una voz ordenó: “Traé el fierro”. Fue en ese momento cuando la pelea tomó un rumbo trágico.
De acuerdo al expediente, Ayelén A., hoy detenida, habría llevado el arma hasta la vereda. Allí, uno de los implicados —identificado en el barrio como Tom— tomó el arma y abrió fuego. En medio del caos, el nene quedó en la línea de tiro y recibió un balazo en la zona del abdomen.
Una nena de 10 años fue quien advirtió lo ocurrido y gritó desesperada que habían herido a “Papito”, como llaman al niño en el barrio. Una tía de la víctima lo encontró sentado, tomándose el cuerpo con dificultad y pidiendo ayuda. Lo alzó, lo trasladó a una casa vecina y, al ver la herida en la espalda, salió a pedir auxilio. El hermano mayor fue quien finalmente lo llevó a la sala de primeros auxilios de Ricardo Rojas. Desde allí lo derivaron al Hospital de Tigre y finalmente al Posadas, donde debieron operarlo dos veces.
Según testimonios incluidos en la causa, en la casa de Ayelén A. funcionaba desde hacía meses un punto de venta de droga administrado por distintos familiares y allegados —apodados Peroti, El Chapa, Tom y Aye—, quienes se turnaban para vender cocaína en bolsitas durante las 24 horas. Vecinos también declararon que las luminarias de la cuadra habían sido quemadas deliberadamente para facilitar esas maniobras.
El fiscal general adjunto de San Isidro, Cosme Iribarren, investiga el hecho como homicidio en grado de tentativa. Ordenó varios allanamientos y logró detener a Ayelén A., de 25 años, acusada de haber provisto el arma usada en el ataque. Los demás implicados continúan prófugos.
El caso volvió a exponer la tensión cotidiana en una zona marcada por conflictos vecinales, venta de drogas y episodios de violencia que, esta vez, dejaron a un chico de siete años luchando por recuperarse tras perder un riñón.





























